23 de enero de 2009

ininputable

Ininputable


Convoco a la masa difusa
de los años que huyeron
como si los persiguiera
un jockey desgreñado.
Estampida de reses
precipitadas en un talud
tan largo como el estéril
intestino del recuerdo.

¿Y por qué rendir cuentas?
Si la vida nos atropelló
Como una locomotora sin frenos.
Y fue frazada demasiado corta
para poder taparse
y sentir culpa.

Aun no logro comprender
si fui yo, o era otro
a ese que vi en el espejo retrovisor;
cuando le pasó, todo lo que le pasó.

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