8 de diciembre de 2008

Espectador

Gargantúa está
frente al televisor.
Ríos de cerveza,
sed de siglos,
una piza,
luego otra y otra.
Voyeur estéril
que sigue las cabriolas
de una ninfa inasible
con tanga diminuta.

Un día despertarás
y te pondrás de pie,
recobrarás altura,
mostrarás de nuevo
sobre tu rostro
el pétreo perfil de Aquiles,
la filosa espada al cinto.
Entonces, erguido,
como un águila real
que esponja su plumaje
enfilarás al baño dispuesto a orinar.

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